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¿Quién lidera las Grandes Ligas en jonrones en 2025?

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¿Quién lidera las Grandes Ligas en jonrones en 2025?

¿Quién lidera las Grandes Ligas en jonrones en 2025?

La lucha por la corona de cuadrangulares en la MLB 2025 está más reñida que nunca. Sluggers de ambos circuitos están mostrando un poder descomunal, convirtiendo cada turno al bate en una amenaza de jonrón. Aquí repasamos los máximos artilleros hasta junio.

Líderes de jonrones en la Liga Americana

Aaron Judge vuelve a liderar la Liga Americana con su poder acostumbrado. Después de una temporada 2024 afectada por lesiones, el cañonero de los Yankees está de regreso con autoridad.

  • Aaron Judge (NYY) – 22 HR
  • Yordan Álvarez (HOU) – 20 HR
  • Juan Soto (NYY) – 18 HR

Líderes de jonrones en la Liga Nacional

En la Nacional, el dominicano Elly De La Cruz ha sido una sensación. Su explosividad y poder natural lo han colocado en lo más alto.

  • Elly De La Cruz (CIN) – 21 HR
  • Matt Olson (ATL) – 19 HR
  • Manny Machado (SD) – 17 HR

Latinos que están encendidos

Además de Soto, Álvarez y De La Cruz, otros latinos como Rafael Devers y Teoscar Hernández también están conectando la bola con frecuencia. El poder caribeño sigue dejando huella en las mayores.

¿Quién terminará la temporada como líder en cuadrangulares? Aún queda mucho por jugar, pero la emoción está garantizada con tantos cañoneros en plena forma.

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Cómo los Dodgers convirtieron a Roki Sasaki en un relevista de 100 mph justo a tiempo para octubre

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Cómo los Dodgers convirtieron a Roki Sasaki en un relevista de 100 mph justo a tiempo para octubre

Lo que pintaba como un debut complicado terminó transformándose en una de las historias más decisivas de la postemporada 2025: Roki Sasaki, el fenómeno japonés que inició el año entre altibajos y lesiones, hoy lanza rectas sobre las 100 mph y cierra victorias de Los Angeles Dodgers. Detrás del giro hay un proceso metódico, técnico y humano liderado por el director de pitcheo Rob Hill, el coordinador de desempeño de pitcheo Ian Walsh y un cuerpo de coaches que apostó por reconstruir la mecánica del joven derecho y reubicarlo en el bullpen para maximizar su impacto en octubre.

Del tropiezo al rediseño

Sasaki llegó a MLB con un expediente brillante en Japón, pero su adaptación no fue lineal. Tras apenas ocho aperturas, el hombro derecho lo obligó a parar en mayo y nuevamente en junio. Cuando volvió a tirar en Triple A, su recta rondaba las 93 mph y la confianza estaba en rojo. El 4 de septiembre, en las instalaciones del club en Arizona, se produjo el punto de inflexión: una reunión larga y sin concesiones para entender qué sentía el lanzador, qué podía sostener su cuerpo y qué ajustes tenían sentido para él, no para un “modelo ideal” de mecánica.

La hipótesis del staff fue clara: el problema iniciaba en la cadena cinética inferior. El timming de la pelvis y el arranque de la pierna de apoyo estaban adelantándose, provocando rotación prematura, pérdida de estabilidad en la pierna delantera y, como consecuencia, caída de velocidad y comando. La solución no fue un cambio drástico de estilo, sino microajustes con una consigna memorable para el propio pitcher: un patrón rítmico para “subir, bajar y salir” que le permitiera cargar mejor la energía antes de transferirla al brazo.

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El ajuste clave: la pierna de apoyo

  • Mayor flexión inicial: comenzar con la rodilla trasera flexionada sobre los dedos del pie evitó que la pelvis “se volcara” demasiado pronto y arrastrara el centro de masa.
  • Retrasar la rotación: al ganar tiempo en la zancada, la pierna delantera pudo estabilizarse y anclar el giro en el momento adecuado.
  • Transferencia de energía más limpia: el movimiento dejó de ser “blando” en el tramo medio y la recta recuperó spin y vida en la zona alta.
  • Una pista mental simple: repetir el patrón de movimiento ayudó a que el ajuste fuera reproducible bajo presión.

El 6 de septiembre, con el nuevo punto de partida, Sasaki hizo bullpen entre 95–97 mph (siendo habitual que en juego sume 4–5 mph sobre ese rango). Tres días después, ya en Triple A, la bola rápida promedió cerca de 98 mph y tocó el umbral de las 100 mph; su splitter volvió a hundirse con violencia y hasta se animó con un cutter trabajado en primavera. La materia prima estaba de regreso.

De la rotación al bullpen: oportunidad y rol

En paralelo al repunte, el bullpen de los Dodgers necesitaba respuestas: el cerrador de alto perfil no andaba fino y otras piezas claves arrastraban molestias. La propuesta fue directa: si quería aportar en 2025, el camino más corto era como relevista. Sasaki aceptó la misión. Sus primeros relevos en Triple A (18 y 21 de septiembre) dejaron sensaciones excelentes; el club lo subió y lo probó el 24 y 26 para medir cómo respondía su brazo lanzando dos veces en tres días. Ponches, cero bases por bolas y ritmo agresivo: boleto a la lista de postemporada.

Octubre: 100 mph y sangre fría

El salto a los escenarios grandes no pudo ser más oportuno. En el juego de comodín que aseguró la serie ante Cincinnati y en el Juego 1 de la SDLA en Filadelfia, Sasaki asumió la novena entrada: rectas por encima de las 100 mph, splitter castigando la zona baja y ejecución de veterano. Se apuntó su primer salvamento como profesional retirando amenazas que incluían bateadores de élite; incluso se dio el lujo de congelar a un receptor estelar con el split y de inducir rodados y elevados inofensivos tras un doble oportuno del rival. El mánager Dave Roberts lo describió como “con otra mirada, la de un depredador”.

El método Dodgers

Más allá del músculo financiero de la organización, los Dodgers han cultivado otra ventaja: diagnóstico fino, comunicación franca y cambios que “pegan”. El caso Sasaki ilustra una cultura donde los altos mandos respaldan, los coaches escuchan, el área médica garantiza salud estructural y el área de biomecánica monitorea que los viejos vicios (ese hinge pélvico precoz) no regresen. El entorno ofreció confianza; el jugador puso apertura al cambio y trabajo obsesivo.

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  • Depuración técnica: se intervino el problema donde nacía (pierna de apoyo y pelvis), no en el brazo.
  • Lenguaje a la medida: se evitó encasillar la mecánica en “recetas” y se buscó un cue que conectara con el lanzador.
  • Estrategia de uso: reencuadre de rol y exposición gradual a entornos de alta presión.
  • Seguimiento interdisciplinario: fuerza, salud y biomecánica alineadas con el plan de juego.

Por qué funciona como relevista (y qué viene después)

El repertorio de Sasaki —recta explosiva arriba y splitter que se desploma tarde— castiga ventanas cortas de decisión. En relevos de una entrada, ese binomio multiplica su valor: no hay tercer turno del orden para que el bateador se ajuste y la variabilidad natural en la velocidad (de 100+ mph) se vuelve un diferencial insalvable. Aunque el plan a largo plazo contempla volver a la rotación en 2026, este octubre la prioridad es una sola: sacar los outs más duros del juego.

Lecciones tácticas que deja el caso

  1. La velocidad nace de abajo: ajustar pierna trasera y pelvis puede rescatar millas perdidas sin tocar el brazo.
  2. Las claves mentales importan: un cue simple y repetible ayuda a sostener la mecánica bajo estrés.
  3. El rol también es una herramienta: mover a un abridor con “stuff” élite al bullpen puede cambiar una postemporada.
  4. Confianza con datos: biomecánica y sensación del jugador no compiten; se complementan.

Impacto inmediato en la postemporada

La resurrección del brazo velocista y del split mordaz de Sasaki no solo estabiliza la novena entrada; redefine cómo el rival administra las últimas tres ofensivas. Si el oponente sabe que en el cierre lo espera una recta triple dígito y un rompiente que cae a cuchillo, se ve obligado a atacar antes y con menos margen. Para unos Dodgers que buscan el bicampeonato tras un cuarto de siglo sin repeticiones en MLB, esa certeza al final del juego vale oro.

Lo esencial

  • Problema: lesiones y mecánica desincronizada; recta “plana” y sin vida.
  • Diagnóstico: pelvis y pierna de apoyo adelantando la rotación.
  • Intervención: más flexión de la pierna trasera, retraso del giro y patrón rítmico de movimiento.
  • Resultado: 100+ mph de vuelta, splitter letal y confianza para cerrar juegos en octubre.

En pocas palabras

Sasaki pasó de la incertidumbre de mitad de temporada a convertirse en pieza vital del plan de octubre. El cambio no fue magia: fue diagnóstico preciso, ajustes medibles y un atleta dispuesto a reescribir su propia mecánica para competir al máximo nivel. Si los Dodgers terminan celebrando a finales de mes, este rediseño exprés será uno de los capítulos que expliquen el porqué.

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Vladimir Guerrero Jr. baja la euforia: “Aún no es momento de celebrar”

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Vladimir Guerrero Jr. baja la euforia: “Aún no es momento de celebrar”

Los Toronto Blue Jays han dado un golpe de autoridad al colocarse 2-0 en la Serie Divisional de la Liga Americana frente a los New York Yankees, pero puertas adentro el mensaje es claro: cabeza fría. Vladimir Guerrero Jr. subrayó que, aunque el arranque fue ideal, el trabajo no está terminado y que el equipo debe mantener el enfoque hasta sellar el tercer triunfo que les permita avanzar.

El contexto de la serie

Toronto dominó con amplitud los dos primeros encuentros disputados en su casa, acumulando una holgada diferencia de carreras y mostrando una ofensiva oportuna que desbordó a los relevistas neoyorquinos. La atmósfera en el Rogers Centre fue eléctrica, pero el propio Guerrero Jr. se ocupó de bajar el volumen a cualquier celebración prematura.

El mensaje de Vladdy

“Mis emociones están neutrales ahora mismo”, apuntó el inicialista dominicano al explicar que no se puede celebrar antes de tiempo. Para Guerrero, la clave es continuar con la misma intensidad: enfocarse, trabajar y respetar el proceso juego a juego. Solo cuando llegue esa tercera victoria —remarcó— habrá espacio para festejar.

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Lo que ya hizo Toronto para ponerse arriba 2-0

  • Producción de impacto de Guerrero Jr.: conectó de hit en la gran mayoría de sus turnos, encendiendo la chispa en la parte medular del lineup y aportando poder en momentos clave.
  • Un grand slam que cambió el guion: su batazo de cuatro carreras en el segundo juego quebró el pulso del encuentro y terminó de inclinar la balanza.
  • Ventaja en carreras: Toronto amplió la diferencia global de la serie con rallies profundos que obligaron a los Yankees a remar contracorriente desde temprano.
  • Picheo oportuno: la rotación hizo lo suficiente y el bullpen contuvo amenazas, preservando márgenes cómodos para cerrar ambos juegos.

La mentalidad: pies en la tierra

Guerrero Jr. habló desde la experiencia de octubre: el beisbol “enseña” a no confiarse. En postemporada, la narrativa puede cambiar en un par de innings; por eso insiste en evitar extremos emocionales. Nada de euforia, nada de pesimismo: equilibrio. Esa filosofía permeó al grupo, que incluso asistió en masa a la jornada opcional de trabajo previa al tercer juego, una señal de compromiso colectivo y de que este plantel es distinto a ediciones recientes.

Claves que explican el 2-0

  • Disciplina en el plato: turnos largos, selección de pitcheos y contacto sólido a la banda contraria redujeron la eficacia de los brazos rivales.
  • Profundidad del lineup: más allá de las figuras, los bateadores del fondo también sumaron, alargando entradas y forzando cambios de lanzador.
  • Defensa oportuna: jugadas en momentos críticos evitaron que los Yankees encontraran el rally que les cambiara el ánimo.
  • Manejo del bullpen: cambios a tiempo y roles bien definidos dieron estabilidad al cierre de los partidos.

Juego 3: el reto en Nueva York

Con la serie mudándose al Bronx, Toronto tendrá que validar su dominio en territorio hostil. El duelo monticular proyectado plantea un choque de estilos: control y comando para la visita, contra la potencia de zurda del abridor de los Yankees. En este escenario, los primeros tres innings serán capitales para establecer ritmo: si los Blue Jays vuelven a tomar ventaja temprana, podrían gestionar el encuentro con la misma receta que funcionó en Canadá.

Qué necesita Toronto para cerrar la serie

  1. Primer golpe: anotar primero quita presión y obliga al rival a forzar la maquinaria ofensiva.
  2. Turnos inteligentes ante el zurdo: buscar elevar el conteo, atacar errores en la zona y evitar persecuciones fuera del plato.
  3. Defensa impecable: una sola jugada fallida puede reanimar al estadio y al contrario.
  4. Dominar la quinta–séptima entrada: ese tramo suele definir el manejo de bullpen y el match-up final.

La figura: Vladimir Guerrero Jr.

Más allá de los números, el liderazgo de Guerrero se nota en la manera en que encuadra el discurso del equipo: concentración, humildad y trabajo. Su producción ha sido el termómetro ofensivo; cuando él calienta, la alineación completa se enciende. Si mantiene el timing y la selección de pitcheos, seguirá siendo la palanca que descompensa los planes del rival.

Los Yankees, contra la pared

New York necesita un partido perfecto: abrir la pizarra, sostener a la artillería de Toronto y conseguir entradas largas de su abridor para no exponer el bullpen tan temprano. También requieren que el corazón de su lineup conecte con corredores en base, algo que no han logrado con regularidad hasta ahora. El margen de error es mínimo.

Lecturas tácticas

  • Zona baja vs. poder de Toronto: picheos hundidos y sliders que salgan del plato podrían inducir rodados y contacto débil si se ejecutan con precisión.
  • Corridos agresivos: presionar con bases robadas y extra bases puede capitalizar cualquier desajuste defensivo.
  • Match-ups de mano: gerenciar los turnos de Guerrero y los bateadores derechos de Toronto con relevistas situacionales será clave para los Yankees.

Lo que está en juego

Para los Blue Jays, liquidar en el tercer juego evitaría abrir puertas innecesarias. En una serie corta, permitir vida puede cambiar la inercia. Para los Yankees, ganar en casa no solo prolonga la serie, también reconfigura el ánimo del clubhouse y el libreto estratégico de ambos mánagers.

En síntesis: Toronto hizo todo bien en su fortín y llega a Nueva York con dos ventajas: la pizarra y la mentalidad correcta. Guerrero Jr. lo resume con sobriedad: no hay celebración sin el tercer triunfo. Si los canadienses replican su disciplina en el plato, sostienen la defensa y ejecutan el plan desde la loma, el boleto a la siguiente ronda no debería tardar. Pero esto es octubre: nada está asegurado hasta que caiga el último out.

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Grand slam de J.P. Crawford y el 58.º HR de Cal Raleigh sellan la barrida de Seattle sobre Houston

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Grand slam de J.P. Crawford y el 58.º HR de Cal Raleigh sellan la barrida de Seattle sobre Houston

HOUSTON — La noche del domingo, los Marineros vencieron 7-3 a los Astros y completaron una barrida de tres juegos que los deja con ventaja de tres encuentros en la cima del Oeste de la Liga Americana a falta de solo seis partidos por disputarse. El protagonista temprano fue J.P. Crawford con un grand slam en la segunda entrada, mientras que Cal Raleigh continuó su temporada histórica con su cuadrangular número 58, el más alto de las Grandes Ligas.

Un inicio demoledor en la 2.ª entrada

Seattle atacó sin contemplaciones al abridor de Houston, Jason Alexander. Con las bases llenas y un out, los Marineros forzaron la primera carrera con un boleto y, de inmediato, Crawford castigó un pitcheo elevado para depositarlo detrás de la barda del jardín derecho-central. Ese grand slam puso el juego 5-0 y cambió por completo el libreto del encuentro: Houston tuvo que remar contracorriente el resto de la noche.

Más tarde, en el mismo tramo de presión ofensiva, Raleigh—bateando a la zurda—conectó un vuelacercas hacia el jardín derecho para estirar aún más la diferencia. La bola salió con autoridad, una imagen que se ha vuelto habitual en 2025 para el cátcher de Seattle, quien no solo lidera las Mayores en cuadrangulares, sino que también ha pulverizado marcas internas del club.

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Raleigh, temporada para los libros

El bambinazo de Raleigh fue su 58.º del año, cifra que lo mantiene en la cúspide del liderato de jonrones de la MLB. Apenas la noche anterior había superado la plusmarca de la franquicia que pertenecía a Ken Griffey Jr. (56 en 1997 y 1998). En 2025, Raleigh no solo ha sido el martillo de poder del line-up; también ha respondido en momentos de máxima presión, empujando a Seattle a un cierre de campaña con tintes de título divisional.

Su cuadrangular del domingo, además de la estética, tuvo contexto: llegó después de que los Astros acabaran de absorber el golpe anímico del grand slam de Crawford. Con ese batazo, Seattle dejó claro que no cedería el mando del juego ni de la serie.

El plan de pitcheo funcionó: Logan Gilbert marcó el tono

Con la ventaja construida, Logan Gilbert hizo exactamente lo que el libreto pedía. El abridor de los Marineros trabajó seis entradas sólidas de tres hits y una carrera, con cuatro ponches y control suficiente para evitar rallies largos. Su comando del recta-cambio quebró el ritmo de los bates de Houston, que solo pudieron hacer daño de manera aislada con par de batazos largos solitarios en el resto del juego.

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El relevo de Seattle sostuvo el margen con entradas limpias y sin sobreexponerse: no hubo necesidad de estirar brazos de alto uso gracias al colchón temprano. Esa administración del bullpen puede resultar crucial entrando a la última semana del calendario.

Houston, sin ventaja en la serie y con la mira en el comodín

Los Astros nunca se vieron arriba en ningún momento de la serie y terminaron con un registro muy pobre con corredores en posición de anotar (2 de 20). Esos pequeños detalles—turnos sin productividad y fallas puntuales en la loma—se acumularon hasta convertirse en una barrida. El resultado los deja empatados en la puja por el último comodín de la Liga Americana y, lo más importante, con menos margen de error para el sprint final.

Jason Alexander apenas pudo sacar cuatro outs antes de irse del juego con siete hits y siete carreras a su cuenta. La combinación de tráfico en circulación, conteos profundos y un par de errores de localización fue letal ante una ofensiva de Seattle que actualmente luce paciente y con pegada.

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Contexto de carrera por la postemporada

Con la victoria, los Marineros han ganado 14 de sus últimos 15 partidos y sostienen el segundo mejor sembrado de la Liga Americana por dos juegos sobre el líder de la Central. Más allá del número frío, el momento competitivo de Seattle es evidente: un equipo que fabrica rallies inteligentes, recibe aportes de toda la alineación y cuenta con su rotación en sincronía.

Para Houston, la lectura es clara: la clasificación sigue al alcance, pero los márgenes se han estrechado. La consistencia en turnos de calidad y una mejor ejecución desde el montículo serán innegociables en la última semana.

Datos y claves del juego

  • Marcador: Marineros 7, Astros 3.
  • Momento determinante: Grand slam de J.P. Crawford en la 2.ª entrada que abrió la brecha 5-0.
  • Golpe de gracia: 58.º jonrón de Cal Raleigh, líder de MLB, para apuntalar la ventaja.
  • Apertura de Seattle: Logan Gilbert, 6.0 IP, 3 H, 1 CL, 4 K.
  • Inicio de Houston: Jason Alexander, 1.1 IP (4 outs), 7 H, 7 C.
  • Eficiencia de Houston con RISP: 2 de 20 en la serie.
  • Duelo directo 2025: Seattle ganó la serie de temporada 8-5.
  • Racha actual de Seattle: 4 victorias al hilo y 14 triunfos en sus últimos 15 juegos.
  • Panorama divisional: Seattle comanda el Oeste de la Americana por 3 juegos con 6 por disputar.

Lo que viene

Ambos clubes descansan el lunes. El martes, Houston iniciará una serie de tres juegos como visitante ante Oakland, mientras que Seattle recibirá a Colorado para otra serie de tres. A estas alturas, cada entrada cuenta: los Astros necesitan reaccionar para asegurar su boleta de comodín, y los Marineros están a la caza de su primer título del Oeste desde 2001.

Lecturas tácticas: cómo Seattle ganó esta serie

Paciencia y selección de pitcheos. Seattle llevó a los lanzadores de Houston a conteos trabajados, obligándolos a lanzar en la zona y castigando los errores. El boleto con bases llenas que abrió la pizarra el domingo es un ejemplo perfecto de esa disciplina.

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Poder oportuno. El line-up de los Marineros combinó contacto útil con poder en momentos clave. El cuadrangular de Crawford con casa llena no solo sumó cuatro, también derrumbó el plan de picheo rival desde temprano.

Balance entre rotación y bullpen. Con Gilbert marcando el paso, el relevo pudo entrar sin crisis y administrar esfuerzos. Ese equilibrio será vital en una semana donde las decisiones estratégicas (descansos y “matchups”) pueden definir posiciones de siembra.

Defensa sin fisuras. Sin jugadas que regalaran outs adicionales, Seattle limitó a los Astros a turnos extra sin premio, haciendo más costoso cada error de Houston.

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Panorama para la última semana

Seattle tiene el viento a favor: lidera su división, muestra consistencia y cuenta con un bate de poder histórico en Raleigh. Houston, por su parte, sigue en carrera, pero el margen es mínimo; la ofensiva necesita transformar tráfico en carreras y el cuerpo de lanzadores recobrar precisión para no dejar puntos en la mesa.

Un ataque quirúrgico en la segunda entrada—boleto con bases llenas y grand slam de Crawford—marcó el rumbo del juego. Cal Raleigh añadió su 58.º cuadrangular para encarrilar la victoria 7-3 y la barrida. Logan Gilbert ofreció seis entradas de control y solvencia, y el bullpen cerró sin apuros. Con la racha actual, Seattle toma impulso para cerrar el calendario desde lo más alto del Oeste, mientras Houston queda obligado a responder de inmediato si quiere asegurar el último comodín.

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